Un humilde blog

martes, octubre 27, 2015

El río, el agua.

El río había sido su vida. Era el que le había enseñado que todo tiene un ciclo, que no se puede nadar a contracorriente ni luchar contra su fuerza. Pero también había aprendido que siempre se descubrían nuevos hallazgos si te sumergías en él y no sólo mirabas en la superficie. Incluso podías encontrar lo que otra gente ya no quería. Ella era una de esas cosas, yacía en el fondo del río, esperaba su descubrimiento y por nada del mundo iba a intentar nadar contra la corriente. Ya no.